T. Misión de la Iglesia: ¿Cuál es la misión de la Iglesia en el mundo?

Miramos la realidad

“Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

“Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”[1].

¿Por qué es que miles de jóvenes de diversos países se reúnen con el Papa en las Jornadas Mundiales de la Juventud[2]

¿Qué buscan encontrar en el Vicario de Cristo, el Pastor universal de la Iglesia Católica?

Buscan en la Iglesia a Aquel que puede responder a sus interrogantes más profundos. Y lo han encontrado. Prueba de ello es que estos encuentros siguen realizándose con una presencia multitudinaria de jóvenes.

¿No vemos en estos hechos la actitud apostólica de la Iglesia que busca estar presente con todos sus hijos, buscando responder a sus inquietudes e interrogantes?

Por la misión evangelizadora de la Iglesia nosotros hemos recibido la fe, hemos encontrado al Señor Jesús, podemos reconciliarnos con Dios, con nosotros mismos, con los demás y con lo creado, y encontrar el camino para ser plenamente felices.

¿Vas a cooperar con la Iglesia en su misión evangelizadora?

Iluminamos al mundo con la fe

Después de su resurrección, el Señor Jesús se presentó muchas veces a los apóstoles reforzando su fe y preparándolos para el inicio de una gran misión evangelizadora, que les confió de modo definitivo en el momento de su Ascensión al cielo. Es entonces cuando el Señor dirigió a sus apóstoles este mandato: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación”[3]. Este es un llamado a ponerse en marcha, un envío con su poder para continuar su propia misión y proclamar el Evangelio a todas las culturas de todos los tiempos, para transformar a modo de fermento el mundo entero.

"Id, y haced discípulos a todas las naciones..." [4]
“También hoy el Señor sigue necesitando a los jóvenes para su Iglesia. Queridos jóvenes, el Señor los necesita. También hoy, llama a cada uno de ustedes a seguirlo en su Iglesia y a ser misioneros”.
Papa Francisco, JMJ Rio 2013.

 

1. Identidad y Misión de la Iglesia

919431_443375369085763_1400260434_o

La Iglesia es el ámbito donde los hombres, encontrando al Señor Jesús, descubren el amor del Padre, que está unido al Hijo. Cuando el Señor asciende a los cielos, promete el Espíritu Santo para la santificación de la Iglesia y sus miembros. No nos deja solos, nos deja a Aquel que derrama abundante gracia para nuestra propia conversión, haciéndonos capaces de amar con el mismo amor de Dios “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”[5]. Así, en la Iglesia, en comunión con ella, debemos buscar nuestra reconciliación y santidad, conscientes que nuestra misión es cooperar con la gracia abundante que Dios nos regala para así poder configurarnos con el Señor Jesús, que es “la respuesta  definitiva a la pregunta sobre el sentido de la vida y a los interrogantes fundamentales que asedian también hoy a tantos hombres y mujeres”[6].

 La misión de la Iglesia puede resumirse en una sola palabra: evangelización. Se trata de anunciar al Señor Jesús y por ende la reconciliación que Él nos trajo. De hecho esa fue la preocupación inicial en el Concilio Vaticano II, cuando se buscó responder a la pregunta “¿Iglesia qué dices de ti misma?”, como una forma de que ésta tome conciencia sobre su identidad y su misión, para responder mejor a las necesidades de los seres humanos del mundo de hoy.

 Así, la identidad más profunda sobre la Iglesia es su propia misión evangelizadora: “Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa”[7].  Asimismo “el que ha sido evangelizado evangeliza a su vez. He ahí la prueba de la verdad, la piedra de toque de la evangelización: es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da testimonio y anuncia”[8].

Evangelizar no es otra cosa que acercar a las personas al Señor Jesús, que Él sea el centro de sus vidas, que ellas encuentren un sendero humanizante de felicidad por el cual avanzar, siendo rescatados y reconciliados del pecado, e invitados a vivir una vocación de libertad, amor aquí en la tierra, y recibiendo el ciento por uno, también en el cielo.

Esta evangelización es lo que marca la identidad de la Iglesia, la cual se verá reflejada en la Constitución Dogmática Lumen Gentium[9], en la que se comienza enfatizando que Cristo es la luz de los pueblos y que la Iglesia, reflejando la luz del Señor Jesús es luz del mundo. “De esta manera se introduce la reflexión sobre la Iglesia dentro de la consideración del designio redentor del Padre y de la obra salvadora y reconciliadora del Verbo Eterno, prolongada por obra del Espíritu Santo en la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo”[10].

 

2. Anunciar en primera persona la Reconciliación obrada por el Señor Jesús

“Como todos los fieles, los laicos están encargados por Dios del apostolado en virtud del Bautismo y de la Confirmación y por eso tienen la obligación y gozan del derecho, individualmente o agrupados en asociaciones, de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por todos los hombres y en toda la tierra; esta obligación es tanto más apremiante cuando sólo por medio de ellos los demás hombres pueden oír el Evangelio y conocer a Cristo. En las comunidades eclesiales, su acción es tan necesaria que, sin ella, el apostolado de los pastores no puede obtener en la mayoría de las veces su plena eficacia”[11].

 “El Evangelio no es para algunos sino para todos… No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente”.
Papa Francisco, Misa de clausura, en la JMJ Rio 2013.

La evangelización es el anuncio en primera persona de la reconciliación obrada por el Señor Jesús en la propia vida, que nace fruto del encuentro con El, en la oración y en los sacramentos. El mismo Señor Jesús nos dijo “Ánimo, yo he vencido al mundo”[12] y con ello nos alienta a seguirlo con radicalidad y a anunciarlo.

Nos dice el Papa Benedicto XVI: “Tenéis la tarea de volver a proponer con vuestra competencia, la belleza, la bondad y la verdad del rostro de Cristo, en quien todo hombre está llamado a conocer sus rasgos más auténticos y originales, el modelo que hay que imitar cada vez mejor”.

Con la conciencia que somos frágiles vasos de barro, pero portadores de la gracia de Dios, no podemos quedarnos impasibles ante la necesidad de las personas que buscan encontrarse con el Señor Jesús, quien es la respuesta de sus vidas.

Solo cuando nos hayamos encontrado con el Señor Jesús y lo hayamos dejado entrar en nuestra vida, escuchando en lo más profundo de nuestro ser, su voz, podremos ser capaces de dar, pues nadie da lo que no tiene.

 

3. María Maestra en el apostolado

icono jesus crucificado - 3

“Mujer, ahí tienes a tu hijo… Ahí tienes a tu Madre”[13]. Desde la Cruz el Señor Jesús nos señala a María como madre nuestra. Y es aquí que ella ha recibido del mismo Señor Jesús la misión de conducir a los hombres hacia el encuentro plenificador con Él. De aquí que nuestro apostolado, sea corolario, es decir, fruto y consecuencia del apostolado que María realiza, cumpliendo así fielmente con la misión que el Señor le encomendó desde la cruz.

Nosotros estamos llamados a cooperar con ella en la misión apostólica que le ha sido encomendada por su Hijo Jesús, de llevar a todas las personas hacia Él. 

María, la dulce Madre del Señor Jesús, es maestra en la evangelización y el apostolado, ella siempre atenta a las necesidades de cada ser humano[14] nos enseña con su vida cómo hacer apostolado, cómo anunciar al Señor y la verdad del Evangelio. Nos toca a nosotros cooperar activamente en el apostolado de María, anunciando a Jesús, en un amor solidario por los más necesitados, promoviendo la reconciliación de la persona y de todas sus estructuras.

 

4. Conclusión

La Iglesia es un don de Dios para la humanidad. Por ella hemos recibido el don de la fe y estamos invitados a comunicar a nuestros hermanos este don cooperando según el máximo de nuestras capacidades y posibilidades en la misión evangelizadora a Ella encomendada. La Iglesia “experta en humanidad” busca que todos los hombres puedan encontrar el sentido de sus vidas, descubriendo al Señor Jesús y permitiendo que el don de la reconciliación que nos ha traído se haga efectivo en sus vidas.

Respondamos con generosidad en la tarea evangelizadora que a todos, como Iglesia, el Señor nos ha confiado. Acojámonos a la intercesión de la Madre de la Reconciliación, Madre de la Iglesia y nuestra. Cooperemos con su tarea de llevar a todos los hombres al encuentro con su Hijo, el Señor Jesús, buscando así instaurarlo todo en Él.

 

“Quien ha descubierto a Cristo debe llevar a otros hacia Él. Una gran alegría no se puede guardar para uno mismo. Es necesario transmitirla”.
Benedicto XVI en la jornada mundial de la juventud en Colonia 2005.

 

Interiorizamos

¿Cómo vivo esto?

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” Jn 14,6

“Predicar el Evangelio no es
para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!”.
1Cor 9,16.

 

“Es ésta la misión de la Iglesia ayer, hoy y siempre: anunciar y testimoniar a Cristo, para que el hombre, todo hombre, pueda realizar plenamente su vocación”[15].

Preguntas para el diálogo

• ¿Cuál es la tarea que Cristo ha encomendado a la Iglesia?

• ¿Eres consciente que como hijo de la Iglesia, estás llamado a cooperar con la misión evangelizadora de la Iglesia?

• ¿Buscas hacer apostolado a “tiempo y a destiempo”, con tu familia y amigos?

Vivamos nuestra fe

¿Qué haré para cooperar con la gracia?

Subsidin

Acciones personales

• ¿Qué significa esta cita para ti?: “Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!”.

• Medita el Camino hacia Dios n. 180 “Os he destinado para que vayáis y deis fruto”. Puedes encontrarlo en www.caminohaciadios.com

• Visita al Santísimo para pedirle que te ilumine y te dé la fortaleza para anunciarlo a “tiempo y a destiempo”[16].

• Busca a un amigo o grupo de amigos a los que puedas invitar a vivir la aventura de la vida cristiana.

Acciones Comunitarias

• Lean la Constitución Pastoral Gaudium et spes y compartan sus reflexiones en el grupo. La pueden encontrar en la página web del Vaticano.

• Participen en grupo de una celebración eucarística, con la intención de rezar por el Santo Padre y por la misión evangelizadora de la Iglesia.

• Compartan en una reunión de grupo el apostolado que cada uno realiza.

• Organicen una actividad apostólica con todo el grupo.

• Vean en su agrupación la película sobre la vida de Juan Pablo II, “Karol, el hombre que llegó a ser Papa” de Giacomo Battiato, (2005).

 

Celebramos nuestra fe

Recemos en Comunidad

rezando

Todos:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Lector 1:

“Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos”[17].

Lector 2:

Hoy nosotros también nos reunimos como pequeña porción de tu Iglesia, en compañía de María, para pedirte que enciendas en nuestros corazones el fuego de tu amor a ella, para que seamos siempre fieles colaboradores de la misión que le has encomendado. Cantamos “Iglesia Peregrina”.

Todos:

1. Todos unidos, formando un solo Cuerpo,
un Pueblo que en la Pascua nació;
miembros de Cristo en sangre redimidos;
¡IGLESIA PEREGRINA DE DIOS!
Vive en nosotros la fuerza del Espíritu,
que el Hijo desde el Padre envió;
Él nos empuja, nos guía y alimenta.
¡IGLESIA PEREGRINA DE DIOS!

SOMOS EN LA TIERRA SEMILLA DE OTRO REINO,
SOMOS TESTIMONIO DE AMOR,
PAZ PARA LAS GUERRAS Y LUZ ENTRE LAS SOMBRAS,
IGLESIA PEREGRINA DE DIOS.

2. Rugen tormentas y a veces nuestra barca
parece que ha perdido el timón.
Miras con miedo, no tienes confianza.
¡IGLESIA PEREGRINA DE DIOS!
Una esperanza nos llena de alegría,
presencia que el Señor prometió.
Vamos cantando, Él viene con nosotros.
¡IGLESIA PEREGRINA DE DIOS!

3. Todos nacidos en un solo Bautismo,
unidos en la misma comunión;
todos viviendo en una misma casa;
¡IGLESIA PEREGRINA DE DIOS!
Todos prendidos en una misma suerte,
ligados a la misma salvación,
somos un Cuerpo y Cristo es la cabeza,
¡IGLESIA PEREGRINA DE DIOS!

Monitor:

Salgamos dispuestos a cooperar con Santa María, Madre de la Iglesia, en la tarea de guiar a los hombres al encuentro plenificador con su Hijo, el Señor Jesús.

Todos:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 —————————————————————————————————————————————

 

—————————————————————————————————————————————

NOTAS

1. Mt 28, 19-20.

2. El Domingo de Ramos de 1986 tuvo lugar en Roma la primera Jornada Mundial de la Juventud, la primera de una serie que contribuyó a atribuir al Papa Juan Pablo II, el apodo de “El Papa de los jóvenes”. Desde entonces se han realizado las JMJ.

3. Mc 16, 5.

4. Mt 28, 19.

5. Rm 5, 5.

6. Eclessia in America, 10.

7. Evangelii Nuntiandi, 14.

8. Ibidem.

9. Ver Lumen Gentium, 1.

10. Ibidem, p. 40.

11. Catecismo de la Iglesia Católica, 900.

12. Jn 16, 33

13. Jn 19, 26-27.

14. “No tienen vino”, Ver Jn 2, 3.

15. Benedicto XVI, Ángelus del 22 de Noviembre de 2005.

16. 2Tim 4, 2.

17. Hch 1, 13-14.

Close