ASOCIACIÓN BETANIA
Inspiradas en la espiritualidad conjunta que expresan las personalidades bíblicas de Martha y María de Betania, en el MVC se reúnen grupos de mujeres adultas comprometiéndose a profundizar en le fe, orar y anunciar al Señor Jesús con el testimonio de sus vidas y con diversas actividades de proyección apostólica y social solidaria.
Para expresar específicamente la vocación a la oración y al servicio que las anima, las betanias buscan vivir según el modelo del hogar donde el Señor Jesús encontraba el cordial y reverente recibimiento y atención de Martha y María.
En los diferentes espacios de formación, de oración, de servicio, de compartir, buscan mirar a Santa María como auténtico modelo de mujer, para así dejarse educar por ella en su amor al Señor y a los hermanos, creciendo así en su femineidad, fortaleza, pureza de corazón, dulzura, amor, maternidad, tan propios del genio femenino.
Dimensión espiritual
Como mujeres, Dios las invita de una manera particular a encontrarse con Él desde la fineza y sensibilidad de sus corazones. A su lado, aprenden a darle gloria haciendo de sus vidas una oración constante, buscando quedarse “con la mejor parte” como bien nos enseña el Señor a través del pasaje de Marta y María, —pasaje en el cual se inspira el nombre de su asociación—, y desde ese encuentro, nutren su acción que busca darle gloria, anunciándolo a Él en todas las circunstancias concretas de su vida.
Dimensión de servicio cotidiano y apostólico
Como Betanias descubren un llamado a hacer de sus vidas un servicio permanente, saliendo al encuentro de las necesidades cotidianas de sus familias y de todos aquellos que acudan a ellas, especialmente los hermanos más necesitados, siguiendo el ejemplo de María, la sierva del Señor, quien salió presurosa a servir a su prima Isabel
Así mismo descubren un llamado a colaborar con la Iglesia en su misión evangelizadora. Cada una, desde quien es, con sus dones, talentos e iniciativas aporta desde su realidad concreta en esta hermosa tarea de construir la Civilización del amor, anunciando al Señor Jesús como el Camino, la Verdad y la Vida.
Las integrantes de Betania se caracterizan por seguir el modelo de Santa María, siempre pronta en el servicio del anuncio de la Buena Nueva. Discerniendo con prudencia el Plan de Dios para cada una, buscan prestar un servicio evangelizador en diferentes ámbitos: animación de grupos, dirección de retiros, Betanias misioneras y /o nuevos proyectos que vayan surgiendo desde sus propias iniciativas, respondiendo con generosidad al Plan de Dios según los dones que les ha regalado a cada una.
Conferencia – Nelly Calvo
Así como Martha y María, personajes bíblicos en los que se inspiran nuestros acentos de oración y servicio, todas las Betanias buscamos responder al anhelo de infinito, inherente a toda persona humana y que nos lleva a mirar y servir al Señor, vivir la vida cotidiana anunciándolo en primera persona, convencidas que el hijo de Santa María es la respuesta al hambre que experimentamos, a la necesidad de plenitud para descubrir la grandeza de nuestra identidad de hijas de Dios.
Nos aproximaremos a ellas y veremos, con qué ternura lo miran, lo escuchan y lo sirven, y trataremos de develar el significado de esta actitud para la vida de cada Betania en el camino de la santidad.
Recurrimos a dos pasajes evangélicos emblemáticos de nuestra asociación en los que encontramos a Martha y María, amigas cercanas, muy queridas del Señor Jesús. Analizaremos solo un aspecto fundamental… La centralidad del Señor Jesús en sus vidas, que se expresa claramente en su fe.
Recordemos primero, el capítulo 11 de San Juan (Jn 11, 17-43):
“Llegó el Señor Jesús a Betania y encontró que Lázaro llevaba 4 días muerto en el sepulcro. Cuando Martha oyó que el Señor llegaba, salió a su encuentro…, María se quedó en casa, Martha dijo a Jesús: “si hubieras estado aquí Señor, no hubiera muerto mi hermano, pero sé que lo que pidas, dios te lo concederá” —le dice Jesús—: “tu hermano resucitará”, —a lo que Martha responde: “sé que resucitará en la resurrección del último día”, —Jesús le dice: “yo soy la resurrección y la vida, quien cree en mí aunque muera vivirá y quien vive y cree en mí no morirá para siempre, ¿lo crees?” —le contestó— “sí Señor, yo creo que tú eres el mesías, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo”. —dicho esto, se fue llamó en privado a su hermana, María y le dijo “el maestro está aquí y te llama.” —María se levantó a toda prisa y se dirigió hacia él. Cuando María llegó donde estaba Jesús, cayó a sus pies y le dijo: “si hubieras estado aquí Señor, no hubiera muerto mi hermano”. Al ver Jesús a María llorando y a los judíos que la acompañaban, se estremeció por dentro… Le dice Martha a Jesús: “Señor, ya huele mal, pues lleva cuatro días muerto, le contesta Jesús… “¿no te dije que si crees verás la gloria de Dios?” Dicho esto gritó con fuerte voz: “Lázaro, sal afuera«.
Lo primero y más importante, que resuena y llega a nuestro espíritu, son las palabras del Señor Jesús, esas palabras tan contundentes y centrales en nuestra fe “Yo soy la resurrección y la vida, quien cree en mí aunque muera vivirá y quien vive y cree en mí no morirá para siempre”, aunque el pasaje se refiere a las hermanas de Betania, la centralidad del Señor Jesús aparece con toda nitidez. Esa centralidad es la que se nos revelará en la vida de Martha y María, quienes eran mujeres de auténtica fe, como tales manifiestan una relación profunda con el Señor y lo hacen el centro de sus vidas.
El ejemplo de estas hermanas, nos debe motivar a todas las Betanias…
El pasaje nos presenta a María en una demostración de gran ternura hacia el Señor Jesús. Ambas desde su situación de mujeres de fe se dirigen conjuntamente al Señor, le hacen saber la situación de Lázaro. Notemos, sin embargo, que ya acá se empieza a percibir dos imágenes de las hermanas, unidas en su misión de fe…Martha es la activa, la que corre al encuentro del Señor y dialoga insinuando que el Señor puede hacer algo para devolverle la vida a su hermano. Y dice… “sé que lo que pidas Dios te lo concede”. Más adelante María repetirá las mismas palabras probablemente resultado de conversaciones sostenidas por las dos hermanas, al compartir su dolor tras la muerte de lázaro.
El diálogo del Señor con Martha es iluminador…; la hermana de Lázaro inicialmente nos muestra una aproximación de fe imperfecta, casi podría decirse que es expresión de su dolor. En el diálogo, el Señor la enriquece y la acrecienta, el mismo se presenta como la resurrección y lo explicita con la revivificación de lázaro… Jesús mismo es “la resurrección y la vida” y Martha por acción del Espíritu Santo realiza una confesión de fe… “Yo creo que tú eres el mesías, el hijo de Dios, el que habría de venir al mundo”. El reconocimiento que hace esta mujer del Señor, como hijo de Dios, se une perfectamente a lo dicho por Jesús de sí, al proclamarse como la resurrección y la vida
María, por otra parte, aparece primero como más íntima, más metida dentro de sí, ella está de duelo, en su casa, esa era la costumbre, para recibir el pésame de los allegados por el tránsito de Lázaro… Martha también estaba allí, pero salió rápido, rauda al encuentro del Señor…, María se queda en casa.
El rol de María en el pasaje es secundario, con respecto al de Martha que interactúa y dialoga con el Señor Jesús, pero cuando Martha le dice que la llama el Señor Jesús, María se vuelca a la acción, —al oír las palabras de la hermana, dice el Evangelio— “se alzó a toda prisa y se dirigió hacia Él”, subrayaría a toda prisa como característica de la respuesta al llamado de Jesús, como nota distintiva al actuar según la fe. No hay contraposición activa-pasiva, lo que se nos revela es la centralidad del Señor Jesús en la fe y en la vida de las hermanas de Betania.
También en el encuentro de María y el Señor, se establece una interrelación; ante su presencia emocionada y sus palabras, el Señor procederá a realizar el signo milagroso ante la fe de las dos mujeres y llamará a Lázaro a la vida, lo revivificará… En verdad, ambas hermanas de Betania creen firmemente en Jesús, tienen una relación afectiva y de fe con Él, de mente y corazón. La fe y el ardor de sus corazones muestran la importancia del Señor para ellas y la centralidad de sus enseñanzas. El pasaje evangélico muestra con claridad esta realidad y abre los ojos a la magnitud de la fe de Martha y María.
Veamos ahora el pasaje de Lucas 10 (Lc 10, 38-42)
Hay un sutil paralelo en ambos pasajes, en Lucas se vuelve a resaltar el sentido activo de Martha y el afectivo de María, así como la decisiva centralidad del Señor Jesús en la vida de ambas mujeres, poniéndolas en las dos perspectivas de la acción y de la afectividad. “Yendo de camino entró Jesús en una aldea, una mujer llamada Martha lo recibió en su casa…tenía una hermana llamada María la cual sentada a los pies de Jesús escuchaba sus palabras, mientras Martha se afanaba en múltiples servicios, hasta que se paró y dijo… Maestro ¿no te importa que mi hermana, me deje sola en la tarea? Dile que me ayude… El Señor le replicó: “Martha…Martha…te preocupas y te inquietas por muchas cosas, una sola es necesaria María escogió la mejor parte y no se la quitarán«.
Martha aparece como la dueña de casa, atareada…, es claro que la preocupación de Martha está relacionada con la importancia que tiene el Señor Jesús en su vida, quiere que esté cómodo y bien atendido según su propio criterio. Lo recibe en su casa como huésped y como Señor… se nos presenta una imagen paralela a la que acabamos de ver en el pasaje de San Juan, es la mujer activa, la de las iniciativas, la mujer hacendosa que está atenta a los quehaceres del hogar y se fija en los detalles.
La centralidad del Señor Jesús es la clave del pasaje, los otros personajes van acompañando esta centralidad que se va haciendo manifiesta. El servicio de Martha se dirige a Él; también María con su atención se dirige al Señor Jesús, atenta a sus palabras, las escucha con toda reverencia, las acoge y las atesora en su corazón…
El relato nos muestra el servicio amoroso de la activa Martha ocupada en tantos detalles, y viendo sentada a su hermana a los pies del maestro, -ésta mujer que ama intensamente a su hermana,- a la que además está unida en la fe y el amor al Señor… Ve brotar en su interior una crítica infraterna y la lanza, probablemente como producto de su ansiedad porque todas las cosas estén bien ordenadas para el hospedaje del Señor… Según ella lo entiende; sorprende el giro que da el relato, que se desenvolvía en un tono calmado…, “Señor dile a María que no se quede escuchando, que venga a ayudarme a servir”… Incomprensión, fruto de su propia ruptura y de su propia situación interior, ante el deseo que todo salga bien, de que todo esté en orden para servir a su huésped,… y el Señor le responde con una dulzura inmensa en su reiteración del nombre… “Martha, Martha” como diciendo… ¿que pasa? “Te preocupas y te inquietas por muchas cosas, cuando una sola es importante.” La reprende, la corrige con ternura y con dulzura, no dice que lo que está haciendo esté mal… Lo que dice es que su ajetreo está mal… Por eso la corrige, como la corrige también en el pasaje de San Juan que hemos leído. Acá también rectifica sus palabras y lo hace con gran dulzura… Destacando la importancia central de escuchar su palabra, de guardarlas en el corazón para luego ponerlas en práctica; al hacerlo, el Señor pone implícitamente de relieve su propia acción, que ha estado predicando con su ser y con su palabra en el hogar de la dulce acogida…
Tal ejemplo debe ser seguido por los discípulos, que al entrar a una casa deben manifestar el contenido religioso de sus creencias con su conducta y sus palabras… Qué importante es esto, el Señor nos da también una lección a todas nosotras.
Vemos cómo el Señor se va manifestando… La hermosa reflexión a Martha y las palabras del Señor sobre María… Nos llevan a destacar que lo necesario es atender y cumplir el plan de Dios… Que no se trata de hacer muchas cosas, sino de cumplir con el designio divino, al que María había puesto toda su atención, sus oídos, su corazón, donde frente a un activismo que quiere hacerlo todo, se ve que hay que atender a lo esencial, en las circunstancias concretas. Lo múltiple no debe ocultar lo esencial. Mientras Martha pensaba hacer el bien y esa era sin duda su intención, desbordándose en muchos detalles, María atendía realmente aquello que era necesario en ese momento, en esa circunstancia concreta.
Muchas veces nos pasa que pensando hacer el bien, nos alejamos de él, por estar centradas en nuestra propia interpretación, por nuestro individualismo, por nuestro egocentrismo. Las palabras del Señor llaman a Martha a corregir su perspectiva, no rechaza su servicio, sino que pone en cuestión la confianza de Martha al evidenciar que toda su organizada agenda tiene una falla de base al no fundarse en la apertura al divino plan.
Nuestro anclaje en la vida debe ser Dios y su plan, dar gloria a Dios con toda nuestra vida, recogidos en Dios y en su presencia, respecto a esto nunca será demasiado ejercitarnos. Como las discípulas de Betania, debemos ser discípulas en nuestras vidas… Hay tantas lecciones que brotan de estos dos pasajes. Hemos destacado algunas de ellas, sobre todo la centralidad del plan de Dios. Ambas hermanas están atentas al Señor y desean atender a sus designios.
Esa lección capital — la centralidad del Señor Jesús y de su plan, debe movilizarnos a las Betanias. Hagamos del Señor Jesús el centro de nuestras vidas.Estamos llamadas a una nueva evangelización… el Señor, al igual que a Martha y a María nos hace también esa pregunta fundamental ¿creen esto?… ¿creen que Yo soy la resurrección y la vida? ¿creen que hay que centrarse en lo que es esencial?… ¿es necesario atender y cumplir el plan de Dios?
Ciertamente quiero responder con ustedes al decir: sí creo… Pero el Señor invita a ir más allá al igual que a Martha y María de Betania… Nuestra fe necesita crecer tanto… inmensamente, por eso no nos cansemos nunca de pedir con el apóstol… “Señor auméntanos la fe” y hagamos del Señor Jesús el centro de nuestras vidas.
Peregrinando en compañía de Santa María
Tenemos una larga historia como emevecistas, como parte de la Familia Sodálite y son muchísimas las mujeres que han formado parte de Betania y la han ido forjando con su oración, con su servicio apostólico y solidario…con su vida…
Cada Betania esta llamada a hacer una afirmación de la fe integral, a conocer más la espiritualidad Sodálite, de la que nos alimentamos, no para quedarnos en el mero conocimiento, sino para irradiar en el mundo, en nuestra realidad concreta de mujeres, que tienen una familia, que trabajan fuera o dentro de la casa, que como parte de la Iglesia de Cristo quieren responder con más ardor el llamado a ser evangelizadoras permanentemente evangelizadas, y así ser sal de la tierra y luz del mundo…
Por eso, busquemos siempre que nuestra participación en las reuniones de grupo sirvan para crecer en la fe en el Señor Jesús y la piedad filial a nuestra madre santa María. Que allí además encontremos un espacio privilegiado para compartir como amigas en el Señor Jesús, nuestras alegrías y dolores, nuestra vivencia familiar, el desafío de formar familias santas, siguiendo el ejemplo de la familia de Nazaret.
Que en los diferentes espacios de formación, oración, servicio, de comunión fraterna veamos a santa María como auténtico modelo de mujer, para así dejarnos educar por ella, por su amor al Señor y a los hermanos, creciendo así en nuestra femineidad, fortaleza, pureza de corazón, dulzura, amor, fidelidad…, tan propios de la mujer, y sobre todo contribuir siendo mujeres de fe.
Vivamos con fidelidad al don recibido en nuestra espiritualidad, que es el camino por el que Dios quiere que demos fruto en la Iglesia.
Las betanias estamos llamadas a afirmarnos en la decisión de perseverar en nuestra respuesta personal y comunitaria. Renovemos nuestro compromiso por la nueva evangelización, para que ésta se exprese en un intenso esfuerzo por la santidad, por cultivar nuestra vida interior y la formación en la fe integral…que se traduzca en una evangelización creativa, dinámica, valiente, como la de las mujeres que amaron y siguieron al Señor Jesús, cuya fidelidad fue premiada por Él, al ser las primeras a quienes se apareció luego de su resurrección.
Respondamos a la pregunta del Señor Jesús a Martha, ¿crees? ¿crees lo que te digo? Hagamos un acto de fe en la mente y en el corazón, y que se haga concreta, en nuestra acción apostólica como Betanias emevecistas.